Este año ha sido particularmente extenuante para los mexicanos y su economía, por motivo en buena parte de las elecciones del año anterior, pero sobre todo, por cargar con décadas de atraso socio-económico que no vislumbra comenzar a resolverse, además tenemos que sumarle la reaparición de un grupo guerrillero, del cual la sociedad no tenía recuerdo, el Ejército Popular Revolucionario (EPR). Éste grupo guerrillero comenzó sus operaciones, por lo menos públicamente, el 28 de junio de 1996 a un año y en conmemoración de la matanza de 17 campesinos en Aguas Blancas, Guerrero. Desde entonces sus actos guerrilleros habían sido menores y por tanto soslayados en importancia por el gobierno mexicano, que se ocupaba más de Chiapas y de las demandas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Los recientes actos violentos del EPR a instalaciones estratégicas de Pemex, han vuelto a poner en la palestra nacional su presencia y capacidad técnico-militar para ejecutar acciones contra el Estado. Su demando principal y con la que amenazan seguir con los atentados de no cumplirse, es la presentación con vida de dos importantes integrantes de su organización, que el 25 de mayo de este año fueron presuntamente detenidos en la ciudad de Oaxaca por elementos de la policía del estado y entregados por ésta, al ejército mexicano. Pero las demandas sustánciales del EPR y manifiestas en los tres últimos comunicados, son acabar con las políticas de exterminio a la población, que tiene a buena parte de ésta en extrema pobreza.
Se legitiman como quienes impulsaron desde su lucha en las organizaciones guerrilleras que le dieron origen a la suya, los cambios constitucionales que permitieron al Partido Comunista Mexicano, entre otros, el arribo a espacios de representación popular a finales de los setenta y califican al Partido de la Revolución Democrática de falta de congruencia entre su protestas verbales y las acciones reales que hacen desde los espacios en los que se encuentra, es así como confrontan a la diputada perredista y presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zabaleta, por haber dicho que “ninguna solución a los problemas del país vendrá de los grupos radicales”. En otros términos, el EPR dice compartir las demandas de la izquierda institucionalizada, pero como es obvio, no los métodos para conseguirlas.
Después de los últimos bombazos en Veracruz y Tlaxcala, quedó claro que este grupo armado no claudicará en su lucha mientras no sean cumplidas sus demandas, por lo menos la que utilizan como principal motivo para perpretar sus lamentables ataques a una empresa nacional. Y menos aún con las vagas y desafortunadas respuestas que el gobierno federal ha hecho, como ejemplo tenemos la declaración del procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, al decir que el EPR sólo distrae atención a los equipos de seguridad nacional, que están realmente preocupados por la lucha contra el crimen organizado de tráfico de drogas.
Con respecto a está declaración, Ana María Salazar, experta en temas de seguridad nacional y ex funcionaria en ese ramo de la Casa Blanca, escribió en su columna de El Universal del 21 de septiembre, que se trataba de declaraciones propias de inexpertos, partiendo de la base de que lo último que se deba hacer es menospreciar al enemigo, ya que se consigue una respuesta adversa, que busque desmentir la declaración. Ojala y la velada premonición de Ana María Salazar no se cumpla, pero la experiencia dicta lo contrario.
Comentarios
Respecto de la guerrilla, creo que a parte de hacer la descripción puntual de los hechos recientes, se debe enfocar (no tu análisis, sino el de los políticos) a la casi "metafísica guerrillera" (aunque sé que es pedir demasiado de los polakos): no es amor a las balas lo que los obliga a tomar ese camino a los guerrilleros, sino una situación más profunda, de agravio histórico, económico, etc. A parte de que la guerrilla, aunque sé que no se publica, tiene una capacidad de fuego impresionante, y sería un error que se tratara de solucionar ese problema con balas y cañonazos. La guerrilla es tal desde el momento en que cuenta con el respaldo de las comunidades en las que se mueve. Y eso no es cualquier cosa: tienen una base social importante, aunque subrepticia. Y los pueblos han tomado esa máxima de "Y si quieren matar campesinos, pues tendrán que morir gobiernos".
El EPR, como acaban de publicar, no pide diálogo, sino a sus compañeros desaparecidos. Y seguirá la violencia, y seguirá la pobreza, y seguirá como vamos mientras se malinterpreten los orígenes de los movimientos armados.
Bueno, es todo. Mi correo es aarg01@hotmail.com