Cuando Vicente Fox estaba por abandonar la residencia oficial de Los Pinos, se informó que se llevaría con él, más de tres millones de documentos oficiales de su gestión, mismos que había ordenado digitalizar para ponerlos al servicio del Centro Fox. Entonces nadie prestó atención, el tema era el nuevo habitante de Los Pinos, no el saliente. La digitalización de esa suma de documentos, ya que no de hojas, entendiendo que un documento puede contener más de una, se antoja un trabajo arduo y para el que se requieren muchas manos trabajando con la ayuda de muchas computadoras. Un archivo histórico tan grande, destinado sólo a montarlo en un centro de estudios que el expresidente aún no concluye, pero que ya lleva su nombre, además de insinuar una presunción del tamaño del archivo, es innecesario. Sabiendo que Felipe Calderón no fue su candidato, más aún, fue un secretario de despacho al que regañó en público ocasionando su renuncia a la Secretaría de Energía y con el riesgo eminente de que Andrés Manuel López Obrador fuera quien lo sustituyera, Fox tomó previsiones en caso de cualquiera de ellos decidiera ejercitar el poder en contra de él. En esa inmensa cantidad de información que tiene bajo su poder, seguramente habrá algo interesante para algún medio de comunicación, tal vez no encaminado a dañar la imagen del Presidente en turno, pero sí de un secretario, gobernador, o un senador estratégico para los acuerdos indispensables que se han realizado en los últimos meses y han restado tensión en la política nacional, liberando así al ejecutivo para operar en otros frentes y, más aún cuando éste legislador lanza acusaciones contra su esfera familiar.
Esta visto que Fox es incapaz de no responder a los señalamientos que en su contra se hagan, como lo hizo con Manlio Fabio Beltrones cuando acuso a sus hijastros de tener relación las “mandarinas” desechas que provocaron la muerte de 24 trabajadores en los mares del Golfo de México y de inmediato lanzó una acusación más dura contra el senador, rescatando la vieja denuncia que hiciera en 1997 el The New York Times, que reseñaba un documento de inteligencia que a su vez culpaba a Beltrones de encubrir al narcotráfico en el estado que gobernaba, Sonora.
No es seguro que Fox tenga en su poder algo que realmente pueda ligar a Beltrones con el crimen organizado, pero ante la duda, lo mejor para el legislador y para todo aquel que pueda tener, como puede ser el caso, un expediente de esta índole, será contener sus declaraciones cuando estás tengan que ver con el poseedor de tan valiosa y cuantiosa información.
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