Una primera podría ser que su personalidad no le permite alejarse de las cámaras y grabadoras, provocando que la tranquilidad de su rancho fuera usurpada por las páginas de la revista Quién bajo su consentimiento, desencadenando que los ojos de la prensa hicieran presa fácil de él y de los errores que tiene en el manejo verbal de los problemas, que también le ocasionó que su gira por los Estados Unidos se viera opacada por las preguntas en torno a su riqueza y éste volviera a equivocarse, al grado de abandonar con improperios a uno de sus entrevistadores de aquel país.
Esa torpeza para procesar situaciones de conflicto, lo ha llevado a crear un espiral de declaraciones desafortunadas que encuentran eco entre quienes fueron y vuelven a ser sus contrincantes políticos y así como una bola de nieve, el problema lejos de disminuir, causa mayor irritación y se acrecienta.
La otra posible razón, es que manteniéndose en el escenario político es como el expresidente busca garantizar su tranquilidad y la de su familia, haciendo ver a quienes ejercitan ahora el poder que tiene los elementos necesarios para defender y más aún, el conocimiento suficiente para enfrentar cualquier intento de irrupción judicial a su esfera familiar. Si esta segunda es la motivación de Fox para no dejar las ocho columnas, su estrategia esta errada, porque para implementarla, se requiere mayor acierto en las palabras.
Sin duda, sea cual sea su motivación, Fox no esta en el pasado político mexicano, y cuanto más dice, más complicado es para él salir del desfavorable presente en que se encuentra.
Comentarios